Mucho se habla de Web 2.0 y más estos días teniendo en cuenta que la próxima semana, del 5 al 7 de octubre, se celebra la segunda Web 2.0 Conference.

En busca de una buena definición de Web 2.0, he tropezado con un magnífico artículo de Tim O’Reilly, llamado What Is Web 2.0.

En este artículo realmente extenso se habla de los modelos de negocio que funcionarán en la nueva generación de aplicaciones por Internet, y cómo se pretende cambiar el enfoque de negocio. Particularmente explicativas son las comparaciones entre y Netscape, DoubleClick y , o Akamai y BitTorrent.

Sin embargo, leyendo el artículo, el cual me ha encantado, y obviamente hay cosas con las que estoy más de acuerdo que con otras, lo primero que me ha llamado la atención es que Web 2.0 se defina prácticamente en función de ejemplos de proyectos que funcionan bien ahora contra proyectos que en su día no funcionaban mal (o que aún funcionan). En muchos casos, se podría interpretar que las aplicaciones Web 2.0 son evoluciones lógicas de sus “antiguas” contrapartidas, pero ¿tanto como para trazar claramente una línea que separa lo antiguo de lo nuevo?

¿Realmente ha cambiado tanto la web desde 2001 hasta hoy? Gmail, para los que nos dedicamos al desarrollo de soluciones, es un ejemplo fantástico de cómo hacer una aplicación web, sin popups, con un magnífico uso de JavaScript y de los servicios web… Google Maps es otro tanto, desplazamiento por los mapas sin esperas en tiempo real, API extensible hasta la saciedad… No obstante, ¿realmente redefinen todo un escenario tecnológico? ¿No tienen su sentido y basan su éxito en que se apoyan en tecnologías y conceptos que llevan con nosotros muchos años como el correo electrónico o los servidores de mapas?